ARCANO XVII - LA ESTRELLA ...

ARCANO XVII – LA ESTRELLA

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Y si La Estrella hablara...

"Estoy en el mundo, soy del mundo, actuo en el mundo.

Estoy en mi, soy de mi, actuo en mi.

Separada y unida al mismo tiempo, infimo engranaje de una maquina cosmica, colaboro, recibo y doy, absobo y reparto.

Mi desnudez es completa: ningun principio me guia, ni mas ley natural.

Si digo "soy" es porque, en la infinita multiplicidad de los seres y de las cosas, he encontrado mi sitio, en el mundo y en mi misma, es lo mismo.

Ya no necesito buscar, ni tengo imagen alguna de mi misma, estoy en mi sitio.

Aqui, y en todas partes, voluntariamente atada."

de La Via del Tarot de A. jodorowsky

El arcano habla de situaciones que traen aires nuevos y paz espiritual. 

Simboliza a la persona que está en armonía con las leyes de la naturaleza y, en el mismo plano, la integración del Universo, la fecundación y la fertilidad.

Asimismo, augura la aparición de nuevas esperanzas, proyectos, y de brillantes expectativas de futuro.

Representa la satisfacción del amor humano, en su más elevado concepto, y favorece todo lo relacionado con el arte. 

Proporciona la percepción de la conciencia superior, el renacimiento, la curación, el ensanchamiento mental y la claridad de ideas. 

Sus cualidades son sinceridad, sencillez, belleza, sensibilidad, intuición y clarividencia. Indica también esperanzas realizadas, la llegada de regalos y la alegría.

La muchacha aquí representada, de rostro dulce y bello, vierte en un estanque el contenido ardiente de dos pequeñas ánforas, de colores rojo y oro, que da nueva vida al agua pútrida.

Son numerosas las divinidades femeninas y maternas vinculadas al agua, entre las que se contarían la diosa acuática Anahita, Venus, emergente de las olas, y Matrimah, madre de todas las criaturas.

Lucifer, el portador de luz, también llamado, estrella de la mañana, es el gran astro que domina la escena, como símbolo de la luminosidad que guía al hombre perdido en el desierto de la materia.

Está formado por ocho rayos rojos(el espíritu) que cortan otros ocho dorados (la perfección), mientras que otras siete estrellas más pequeñas, tal vez una alusión a la Osa Mayor o a las Pléyades, le sirven de corona. 

Ocho estrellas, por tanto, porque ocho es el número del infinito, del orden cósmico y de la justicia.

Es de destacar la posición arrodillada de la figura femenina que recuerda la postura del caballero medieval en el acto de la investidura.

Así, como el caballero recibe de arriba una función y un nuevo estado, la muchacha arrodillada, y con ella las plantas representadas al fondo, las aguas, la naturaleza entera, recibe y sufre la influencia de las estrellas: tanto en la tierra como en el cielo, sentencian las tablas esmeraldinas de Hermes Trimegisto.

 El movimiento de los astros determina o al menos señala los acontecimientos, las acciones, la suerte de los hombres. 

Corresponde a la letra pe del alfabeto hebrero.

Arcano de paz, justicia, armonía, es siempre indicio de una situación particularmente favorable a la pregunta del consultante, que puede obtener protecciones y ayudas sobrenaturales. 

Se anuncian buenas perspectivas para el futuro, nuevas orientaciones, influencias astrales positivas en el destino.

Renacimiento espiritual, salida de un peligro, obstáculos superados.

Tras una fase de estancamiento, llena de contrastes y dificultades, el camino hacia la realización se encuentra por fin despejado y el consultante es libre de recorrerlo, con la seguridad de no errar.

Representa, por tanto, el punto de llegada, la conclusión de lo que se ha hecho en el pasado, la consecución de los esfuerzos llevados a cabo; una satisfacción, una recompensa, una concreción de los sueños y de las esperanzas o un nuevo inicio, una nueva perspectiva desde la que partir.

Pero además de la clara fortuna de las estrellas, el consultante tiene en su haber muchas cualidades valiosas, muy útiles para apoyarle: una inteligencia intuitiva y lúcida, la alegría, el optimismo, la confianza en sí mismo y en la benignidad del destino.

Afronta los acontecimientos con espíritu romántico, idealista y místico, dejando siempre abierta la puerta a la esperanza. A la belleza y al sentido artístico une generosidad, altruismo y disponibilidad.

Acciones y críticas positivas, sentimientos tiernos y sinceros, ideas e intuiciones fecundas.

Todo en la vida afectiva, familiar y profesional, habla de calma, armonía, serenidad, renovación gradual, libre de saltos y traumas.

Relacionándose con suma cordialidad y ejerciendo una influencia positiva en los demás, el consultante, es capaz de dar y recibir buenos consejos.

No debe subestimar la necesidad de establecer contactos sociales provechosos, que podrán ser muy valiosos también en el plano profesional y económico.

Dado que alude a la influencia de los astros en la tierra, el arcano se relaciona con las facultades predictivas: la adivinación, la astrología, el arte talismánico. Y también con los presagios, los sueños, las intuiciones y las inspiraciones. Predisposición al sentido estético, a la expresión poética y artístico, a los placeres campestres y a la buena mesa.

Cuando la carta aparece invertida, la suerte otorgada desde lo alto se transforma en mala suerte, el momento favorable, que no debe dejarse escapar, en un periodo difícil, carente de oportunidades.

Se trata en general de una condición de malestar en todos los frentes, marcada por obstáculos, desilusiones, desequilibrios, esperanzas frustradas o al menos aún sin realizar.

La espera es larga y el consultante, demasiado seguro de si mismo y poco razonable, tiene dificultades para adaptarse a ella; puede entonces manifestar actitudes contradictorias: por exceso, desfogándose en acciones imprudentes, obstinación, rigidez mental; y, por defecto, refugiándose en fantasías y posturas apáticas, perezosas o de incertidumbre, hasta límites peligrosos como el alcohol y la droga.

Falsas convicciones, pesimismo, falta de confianza, resistencia al cambio.

La personalidad se muestra mezquina, materialista, insensible y falsa.

Engaños, mentiras, ligereza, malicia.

Dificultad para refrenar la sensualidad y la gula, sometidas a impulsos incontrolados.

Indica rigidez mental y desarmonía, falta de confianza en uno mismo y en los demás y sentimiento de frustración.

Impudor, falta de espontaneidad, falsas esperanzas y problemas psíquicos difíciles de superar.