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18 febrero, 2010

EL ESPIRITU DEL TAROT

ARCANO XI "LA FUERZA"
EL ESPÍRITU DEL TAROT
La Fuerza no se representa en el tarot mediante tópicas imágenes de gigantes robustos, sino irradiada por un personaje femenino que, con el poder de la dulzura y la sutileza y sin aparente esfuerzo físico, doma al león devorador, a la fiera, emblema del ardor y la vehemencia, sujetándolo por las fauces.
No obstante, los colores de la carta, comenzando por las vestiduras de la mujer, revelan muchos significados.
El efecto el rojo sinónimo de fuerza y vitalidad, está parcialmente recubierto por el color azul, el color de la inteligencia y del espíritu.
Del mismo modo, el sombrero, que con su forma en ocho (el infinito) recuerda al de "El Mago", alude al predominio de lo mental sobre la materia.
No tiene sentido sofocar la energía del animal que hay en nosotros cuando se puede canalizar y sublimar adecuadamente para utilizar su inmenso potencial.
Eso hace el alquimista que, lejos de destruir la material vil, bruta, la purifica y calcina hasta transformarla en oro.
Del mismo modo, la fuerza bruta del león, destructiva y devoradora si se deja a su libre albedrío, se convierte, correctamente captada y domada, en un valioso instrumento de evolución.
El conocimiento y el intelecto dominan sobre el instinto, el coraje y la fuerza interior vencen al desorden y a la casualidad de los acontecimientos.
Si los pies de la Fuerza, figura puramente humana, están bien afianzados en el suelo, el aquí y el ahora, el sombrero nos hable del infinito y es en este espacio ilimitado donde la figura trata de afirmar su voluntad y dominio.
La mujer que combate sin esfuerzo con el león recuerda de cerda el mito de la ninfa Cirene, transportada por el dios Apolo, muy enamorado de ella, hasta Libia, donde venció sola su batalla contra un león.
También es muy estrecha la similitud con el héroe bíblico Sansón, que sujeta las fauces de una fiera, exactamente como hace la mujer de esta carta.
Corresponde a la letra CAF del alfabeto hebreo.
Laura Tuan

16 febrero, 2010

EL ESPIRITU DEL TAROT

ARCANO "LA EMPERATRIZ"
EL ESPÍRITU DEL TAROT
Es la Venus Urania de los griegos, la Virgen de los cristianos, la Pistis Sophia de los gnósticos.
Todo en su figura, comenzando por las alas, símbolo del Aire por tanto del plano mental, alude a la agilidad del intelecto y a la versatilidad de las ideas.
Y precisamente gracias a esta superioridad intelectual, simbolizada por la corona y el cetro, emblemas imperiales de mando, la Emperatriz se eleva por encima del mundo objetivo, hasta la esfera inmóvil de la perfección, donde residen los modelos platónicos de la realidad, los arquetipos, las ideas primordiales desde siempre compañeras del hombre.
Sonriente pero modesta, consciente de su fuerza interior, concentra en el azul de escudo toda la serenidad que la invada.
Domina con una autoridad sin esfuerzo, con un poder que no le viene del exterior sino de la perfección del conocimiento alcanzado.
Parecen probarlo también las doce gemas engarzadas en la corona -sólo cuatro de ellas visibles-, que simbolizan los doce signos zodiacales, todo el ciclo de las experiencias del alma.
Como en el caso de la Papisa, también su condición de mujer, su energía yin, receptiva, femenina, nos habla de fecundidad.
No obstante, no se trata tanto de la fecundidad física y espiritual de la mujer madre, iniciada en los misterios femeninos del sexo y del embarazo, como de la fecundidad intelectual de la virgen, que encierra todo en sí misma, como fermento, aún en espera de realización.
Así pues, la Emperatriz representa la chispa mental, la creación en la fase de proyecto, que precede siempre a la práctica.
No es casual que en el alfabeto hebreo esté vinculada a la letra GUIMEL y en el árbol sefirótico a BINAH, el centro energético de la inteligencia creadora.
Laura Tuan

10 febrero, 2010

EL ESPIRITU DEL TAROT

LA SUMA SACERDOTISA
EL ESPÍRITU DEL TAROT
Silenciosa y hierática, La Papisa, representa la sacerdotisa del misterio, o el conocimiento en femenino; respetada y secundada en los tiempos mas antiguos como la vía de la intuición y del corazón, aun antes de que la religión y la cultura se desviasen hacia una búsqueda mas activa, masculina, basada en la razón y no en la videncia o en el secreto.
La Papisa, vinculada simbolicamente a la Luna, que regula la emotividad y la videncia, es la señora de los saberes nocturnos, iniciatico y, por ello, vedados a la mayoría.
Así pues, para levantar el velo que le marca el rostro, bien representado en la imagen del arcano por la tela que tiene alrededor de la cabeza, es preciso recorrer un largo y sufrido camino interior, a través de un aprendizaje que no deriva de los libros o del acercamiento racional a la verdad, sino del contacto directo con las fuerzas secretas del inconsciente, revigorizadas a través del rito.
El Libro que la Papisa tiene sobre las rodillas no es, por tanto, un libro al que se penetra a través del intelecto, sino que se asimila exclusivamente con el corazón.
Para conocer a fondo las cosas -reitera la imagen- no es suficiente la mente, la vía racional, activa, masculina, sino que es necesario emprender y experimentar la femenina, nocturna, intuitiva, reprimida o semidesconocida, además de castigada incluso con la hoguera, durante los duros siglos de la lucha por el poder femenino.
La Sacerdotisa, custodia de la verdad, se sienta a la entrada del Templo de Salomón, del templo masónico donde se produce la transformación interior mediante el rito y la confrontación con las ideas ajenas.
Además de las dos columnas, Jakin y Boaz, ocultas por la figura, emblemas respectivos del Fuego y del Agua, ello se revela por la contraposición de los colores en sus ropas, donde el rojo, lo masculino, lo activo, el yang, se mezcla con lo verde, lo femenino, lo receptivo, el ying, para alcanzar la perfección a través de la coincidencia de los opuestos.
Este arcano corresponde al número dos, lo femenino, a la letra BET del alfabeto hebréo, la puerta (de la iniciación), y a la sephiroth Geburah, relativa a la severidad de la ley y al orden del universo.
Laura Tuan

05 febrero, 2010

EL ESPIRITU DEL TAROT

EL PAPA O JÚPITER
EL ESPÍRITU DEL TAROT
Como la Papisa, la versión del poder espiritual en femenino, también el Papa se sienta entre dos columnas del templo de Salomón.
Viste con predominio del azul y oro, los colores de la sabiduría y del espíritu, pero con un toque de rojo, que expresa el aspecto activo y combativo de la fe.
En efecto, todo el significado simbólico de este arcano está centrado en la autoridad espiritual, en la sabiduría y en los buenos consejos; así pues, un papel muy distinto del desempeñado por el Emperador, igualmente lleno de autoridad, pero terrenal.
El Papa es el hombre maduro, el que ha alcanzado la cima de sus posibilidades en todos los frentes, hasta el punto de que puede incluso permitirse tomar distancias y observar el circo de la existencia con sonriente sabiduría.
Ya superada la fase mas viril y activa de la vida, se dirige a fieles y penitentes con gestos de sosegada conciencia y con la serenidad propia de quien ha aprendido a sublimar en la fe los instintos y las pasiones.
En efecto, no le turban los contrastes de mentalidades, las diferencias morales de aquellos que se sitúan frente a él.
Es más, precisamente en eso consiste su tarea; conciliar los opuestos y hacer accesibles a los sencillos las mas altas verdades.
Lleva en la cabeza la triple corona que alude al discernimiento de las verdades abstractas, relativas a los tres planos de la existencia: físico, mental y espiritual.
Una función idéntica corresponde al cetro que estrecha en la izquierda, la mano receptiva, mientras alza la derecha en señal de bendición.
Así es, el cetro, marcado por siete puntas, tantas como símbolos planetarios, alude al poder espiritual que el pontífice ejerce en el mundo, representado como un globo dorado debajo de ellas.
Laura Tuan.
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