LA REINA DE OROS
Es la única Reina del Tarot que se presenta de pie, como si subrayase la realidad de su contacto con la tierra, la materia y el dinero (Tauro).
Sin embargo, cuando este vínculo se hace excesivo, la Reina de Oros, invertida o contagiada por arcanos negativos, revela toda la opresión y la limitación que, por el apego material y el exceso de nutrición, acaban obligando al individuo.
Derecha:
Es la contrapartida femenina del Rey.
Inteligente, afable, influyente y segura de sí misma; una mujer capaz de administrarse pero, al mismo tiempo, antojadiza, apasionada y celosa.
Puede tratarse de una rica heredera en busca de beneficios, de una colega ambiciosa y capaz, de una mujer ligera pero generosa e indulgente, de una persona buena y caritativa, aunque demasiado ligada a las comodidades y al lujo, algo caprichosa.
Como el Rey, también la Reina de Oros puede referirse a una mujer de campo, a una extranjera o a una persona obligada a viajar mucho por trabajo.
Asegura, en general, dignidad, bienestar, concreción, realismo, franqueza y coraje en las empresas económicas.
Además, puede indicar un profundo interés por el comercio de antigüedades y la orfebrería.
El más favorecido es, naturalmente, el aspecto económico, marcado por la seguridad material; buenos consejos y propuestas de negocios hechas por una mujer morena, dinero y propiedades procedentes de una pariente.
La excelente relación con la materia se traduce en el cuerpo en un estado de salud excelente y en una total satisfacción sexual.
Si el arcano sale en el juego en primer lugar, predice un rico matrimonio a la vista.
Invertida:
El miedo al fracaso, la inseguridad, la vacilación y la duda dificultan al consultante la gestión de sus asuntos.
La situación de prosperidad en la que vive es sólo ficticia; los progresos falsos y las promesas infundadas.
La gama de significados negativos de la carta es muy amplia; desde la infidelidad a la intriga, de la sospecha al descuido y a la falta de responsabilidad.
Gran confusión, sinsabores, lágrimas, mala salud del consultante o de un ser querido.
Un acontecimiento, en apariencia inofensivo, manifiesta aspectos profundamente negativos.
Se refiere en general, a una mujer morena, superficial, codiciosa, astuta y exhibicionista; a una muchacha complicada, voluble, caprichosa y peligrosa para la tranquilidad financiera del consultante; a una persona vanidosa, egoísta, esclava de los sentidos y de la riqueza, dispuesta a todo con tal de acumular y, además, recelosa, maliciosa y poco fiable.
Una chismosa, una coqueta intrigante, una mujer de negocios distinguida, pero fría y mezquina, capaz de sacrificar los sentimientos al poder.
Una falsa amiga, una pariente molesta o, en el mejor de los casos, una mujer buena y práctica, gravemente enferma.
Achaques crónicos.
El dinero no basta para ser feliz.
L. Tuan.
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