LA ALQUIMIA
Parte I
Parte I
Toda la transmutación alquímica, ya sea material o espiritual, es producida por el fuego y se cuece en el Athanor, caldero análogo al alma humana.
El aspirante a alquimista ha de tener presente que en todo su trabajo ese fuego interno sea continuo y constante.
Que no se encienda tanto, que por su causa arda y se pierda nuestro ánimo, ni que tampoco disminuya al grado de apagarse.
En el mantenimiento de ese fuego y en el control natural de su potencia, radican los principios básicos de la Alquimia.
Sin embargo, para poder equilibrar esas energías, es imprescindible conocerlas, sin negarlas ni darlas por supuestas.
Poco sabe el hombre ordinario de lo más elemental del conocimiento de otras realidades y de sí mismo.
Toma sus fobias y manías, o sea su personalidad, como su identidad, sin ver que ha extraído estos condicionamientos del medio, de modo imitativo y carente de significado y trascendencia.
La doctrina tradicional, constituye una guía y un camino por donde puede encauzarse nuestra pasión por saber y nuestro amor por el Conocimiento.
La mente "personalizada" no puede consigo misma.
Por lo que más nos valdría reconocer nuestra ignorancia, que la mayor parte de las veces no es sino apego a descripciones ajenas de la realidad, por intermedio de las cuales inconscientemente hemos tratado de organizar nuestra existencia.
La doctrina tradicional es por eso una garantía, en el sentido de que facilita y concentra el mantenimiento y la graduación de ese fuego interno por medio de la comprensión y el aprendizaje.
Estos elementos son:
Alquimia
Toda la transmutación alquímica, ya sea material o espiritual, es producida por el fuego y se cuece en el Athanor, caldero análogo al alma humana.
El aspirante a alquimista ha de tener presente que en todo su trabajo ese fuego interno sea continuo y constante.
Que no se encienda tanto, que por su causa arda y se pierda nuestro ánimo, ni que tampoco disminuya al grado de apagarse.
En el mantenimiento de ese fuego y en el control natural de su potencia, radican los principios básicos de la Alquimia.
Sin embargo, para poder equilibrar esas energías, es imprescindible conocerlas, sin negarlas ni darlas por supuestas.
Poco sabe el hombre ordinario de lo más elemental del conocimiento de otras realidades y de sí mismo.
Toma sus fobias y manías, o sea su personalidad, como su identidad, sin ver que ha extraído estos condicionamientos del medio, de modo imitativo y carente de significado y trascendencia.
La doctrina tradicional, constituye una guía y un camino por donde puede encauzarse nuestra pasión por saber y nuestro amor por el Conocimiento.
La mente "personalizada" no puede consigo misma.
Por lo que más nos valdría reconocer nuestra ignorancia, que la mayor parte de las veces no es sino apego a descripciones ajenas de la realidad, por intermedio de las cuales inconscientemente hemos tratado de organizar nuestra existencia.
La doctrina tradicional es por eso una garantía, en el sentido de que facilita y concentra el mantenimiento y la graduación de ese fuego interno por medio de la comprensión y el aprendizaje.
Estos elementos son:
-FUEGO
-AIRE
-AGUA
-TIERRA
Continuara...
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